Como saber si pierdo liquido amniotico segundo trimestre
Embarazo con flujo acuoso
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A pesar de que las cosas no suelen ser así (pero, oye, es un buen giro argumental, ¿no?), el líquido amniótico es una parte bastante emblemática del parto y una parte enormemente importante del embarazo. Pero, ¿qué es exactamente el líquido amniótico y qué hace por el bebé? ¿Y cómo saber si tiene demasiado, o demasiado poco?
El líquido amniótico es el líquido que rodea al bebé mientras está en el útero. Piensa en él como en un hogar cálido y acolchado en el que tu bebé crece y se desarrolla durante las 40 semanas de embarazo. Ayuda al bebé a mantener una temperatura estable, le ofrece protección y amortiguación, contribuye al desarrollo de sus pulmones y su sistema digestivo (porque el bebé lo respira y lo traga), evita la compresión del cordón umbilical y le permite moverse y desarrollar sus músculos y huesos. También contiene nutrientes, anticuerpos y hormonas. ¡Hace mucho!
El saco amniótico que contiene al bebé se forma unos 12 días después de la concepción y al principio está lleno de agua. A partir de las 20 semanas de embarazo, el líquido se compone principalmente de la orina del bebé.
Síntomas de la pérdida de la bolsa de agua en el embarazo
El embarazo provoca muchos cambios en el cuerpo y, especialmente, en el útero. El útero prepara el ambiente adecuado para el feto en crecimiento y se asegura de que reciba todos los nutrientes que necesita. Un componente esencial de este proceso de nutrición es el líquido amniótico.
El líquido amniótico mantiene al bebé protegido durante el embarazo. Asegura que el útero no asfixie al bebé al contraerse con fuerza. La bolsa amniótica también mantiene alejados los gérmenes, protegiendo al bebé de las infecciones.
Las pérdidas de líquido amniótico son perjudiciales para el crecimiento general del bebé. Por eso es bueno conocer las complicaciones asociadas a esta fuga y las medidas correctivas que se pueden tomar para tratarla y prevenirla.
El líquido amniótico se mantiene unido por el saco amniótico, que tiene dos membranas conocidas como corion y amnios. La fuga de líquido amniótico se produce cuando hay una rotura de estas membranas, incluso cuando no se está de parto.
Como el feto utiliza continuamente el líquido amniótico para su desarrollo, su nivel sube y baja. El nivel de líquido amniótico es máximo durante la semana 36 de embarazo. Los niveles normales de líquido amniótico son:
QUÉ HACER CUANDO SE ROMPE LA BOLSA
No siempre es fácil distinguir entre el líquido amniótico y las secreciones vaginales o las pérdidas de orina. Sin embargo, es importante prestar mucha atención, ya que una pérdida de líquido amniótico (rotura de aguas) antes de las 37 semanas de embarazo puede suponer un riesgo para el bebé. Entre otras cosas, puede indicar que estás de parto.
Para saber si rompes aguas, ponte una compresa y continúa con tus actividades durante 30 minutos. Si estás perdiendo líquido amniótico, la compresa estará completamente empapada. Si no es así, la secreción puede ser secreciones vaginales o pérdidas de orina.
Para identificar tu flujo, presta atención a su aspecto. Intenta determinar la intensidad y la frecuencia del flujo. Si estás perdiendo líquido amniótico, el flujo será continuo, claro e inodoro, como el agua. El flujo aumentará cuando tu bebé se mueva o si cambias de posición.
Si sospechas que estás perdiendo líquido amniótico, llama a la unidad de partos del hospital o acude al lugar de nacimiento. Un profesional de la salud te hará una prueba para ayudarte a determinar si estás rompiendo aguas. Si es así, deberás permanecer en el lugar del parto, aunque no tengas contracciones.
¿Cómo se trata la falta de líquido amniótico? – Dra. Suhasini Inamdar
Cuando el bebé es concebido por primera vez, se encuentra dentro de la bolsa amniótica. A los 12 días de concebir al bebé, el líquido amniótico se forma dentro de la bolsa[8]. Cuando la madre se pone de parto puede romper “aguas”, este “agua” es en realidad el líquido amniótico.
El líquido amniótico no es un agua cualquiera, sino un líquido blanco y transparente, ligeramente amarillento, que rodea el útero dentro del saco amniótico durante el embarazo[2]. Inicialmente, el líquido amniótico está compuesto en su mayor parte por agua producida por la madre. Alrededor de la semana 20 de gestación, el agua se sustituye por la orina del bebé[1]. El líquido contiene nutrientes y hormonas necesarias para el crecimiento y el desarrollo del bebé en el útero. En su período de gestación posterior, entre el segundo y el tercer trimestre, nutrientes como lípidos, péptidos, carbohidratos y hormonas se mezclan con el 98% del agua[13].
El líquido amniótico tiene muchas funciones que contribuyen al crecimiento y desarrollo del bebé. La principal función del líquido amniótico es la protección del bebé. El líquido actúa como amortiguador de los impactos externos que recibe y también para combatir las infecciones[1]. Asimismo, también desempeña una función de aislamiento al mantener la temperatura del bebé[1] El líquido desempeña un papel importante en el desarrollo y el crecimiento de los pulmones, los músculos y los huesos del bebé[1] Cuando el bebé está en la bolsa, traga los líquidos y los expulsa en forma de orina, proceso que contribuye al desarrollo del sistema digestivo[9] ¿Sabías que el bebé puede saborear y oler lo que comes durante el embarazo? Esto se debe a que las moléculas de sabor viajan a través de la placenta hacia el líquido amniótico.
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